O cómo las pequeñas cosas se hacen grandes
“Cuentan los guaranís que un día hubo un gran incendio en el bosque.
La selva rugía de dolor, pero, sin embargo, todos los animales dormían.
El tucán, el mono, el caimán, el tapir…todos dormían la siesta. Incluso el rey de la selva, el gran jaguar, dormía.
Solo el pequeño colibrí iba y venía de un lado a otro.
El pequeño pájaro pasaba una y otra vez sobre la cabeza del felino. Hasta cinco veces pasó.
– ¡Eh tú! ¿Qué haces? ¡Me has despertado!- rugió fiero el gran jaguar al colibrí.
– Disculpa, lo que hago es que voy al lago, cojo agua en mi pico, y la llevo de nuevo a echarla en la selva para apagar el incendio.- Le explicó muy seguro.
– Ja, Ja, ja…- El jaguar reía ahora a carcajadas.
– Tú nunca podrás apagarlo, eres muy muy pequeño.
– Bueno, al menos, yo hago mi parte. –
Y diciendo esto volvió corriendo a por más agua.”
(Leyenda guaraní. Adaptación propia)