“No se nace mujer: llega una a serlo”, afirmaba Simone de Beauvoir a mediados del pasado siglo. De la misma manera, no se nace hombre, sino que se aprende a serlo. Somos, en gran medida, producto de la cultura que habitamos y es a través de la socialización como aprendemos a ser mujeres y hombres.
REPENSANDO LAS MASCULINIDADES
