Hablar de pobreza obliga, ya solo por oposición, a hablar de riqueza. Tal y como entendemos el mundo y la manera en que nos gustaría construirlo y vivirlo, no deberíamos conformarnos con el concepto de riqueza entendido desde lo productivo. La riqueza va más allá de eso, más allá de términos mercantiles y de valorizaciones económicas. Hay un tipo de riqueza que se entiende desde el cuidado, la colaboración, la solidaridad; del distribuir frente al acumular; del respeto al medioambiente frente al expolio y la explotación. En definitiva, de humanizar la economía.
MUJERES, UNA MIRADA DISTINTA A LA ECONOMÍA
